Invictus La película cuenta los primeros años vividos en Sudáfrica tras la abolición del sistema segregacionista del apartheid. Tras ser liberado de prisión en 1990, el líder activista Nelson Mandelalogra llegar años después a la presidencia de Sudáfrica, y desde ese puesto se dispone a construir una política de reconciliación entre la mayoría negra, que fue oprimida en el Apartheid, y la minoría blanca, que se muestra temerosa de un posible revanchismo por parte del nuevo gobierno.
Para tal fin, Mandela fija su atención en la selección sudafricana de rugby, conocida como "Springboks". Este equipo no pasa por una buena racha deportiva y sus fracasos se acumulan; además, no cuenta con el apoyo de la población negra, que lo identifica con las instituciones del apartheid. Mandela se da cuenta de que la población negra asistía a los juegos de los "Springboks" solo para apoyar a los contrarios, algo que él recordó que también hacía cuando estaba en prisión.
Debido a que Sudáfrica sería la sede de la Copa Mundial de Rugby de 1995, a un año de aquel entonces, Mandela decide apoyar al equipo nacional y para ello convence a las nuevas autoridades del Comité de Deportes Sudafricano, compuesta en su mayoría por dirigentes de raza negra, de que se unan a él en el apoyo a los "Springboks". Mandela convoca entonces al capitán del equipo, François Pienaar, a una reunión en la cual le señala que el triunfo de la selección de rugby en la Copa Mundial sería un logro capaz de unir e inspirar a una nación, y como muestra de ello, comparte con el deportista un poema escrito por William Ernest Henley llamado "Invictus", y que le sirvió de inspiración durante sus años de prisión.
De esta forma Pienaar y el resto de su equipo comienzan a entrenar, al mismo tiempo de que, por orden del alto gobierno, deben cumplir la labor de llevar el deporte del rugby a las distintas comunidades negras mediante sesiones de entrenamiento. Entretanto, muchos Sudafricanos, de ambas razas, tienen sus reservas y dudan de que el rugby será capaz de unir a una nación que ha estado dividida durante 50 años por discriminaciones raciales. Para muchos de los ciudadanos negros, especialmente los más radicales, el equipo de los "Springboks" simboliza la "supremacía blanca". Sin embargo, Mandela y Pienaar se mantienen firmes en su teoría de que este juego puede unir exitosamente a un país.
Las cosas empiezan a cambiar a medida que los jugadores interactuan y comparten experiencias deportivas con los locales. Durante los juegos de apertura, el apoyo por los Springboks comienza a crecer entre la población negra. Para los siguientes juegos, luego de las primeras victorias de los Springboks en la Copa Mundial, ya los ciudadanos de todas las razas apoyaban los esfuerzos de Mandela y la selección de rugby.
Sorprendentemente, los Springboks superan todas las expectativas y califican a la final de la Copa Mundial, teniéndo que enfrentar al equipo de Nueva Zelanda, los "All Blacks", conocidos como el equipo de rugby más exitoso del mundo en aquel entonces. Antes del juego, los Springbroks visitan la Isla Robben, ex-prisión en la cual Mandela pasó la mayor parte de sus 27 años de condena. La experiencia conmueve profundamente a Pienaar, quien se sorprende por el hecho de que Mandela sea un hombre capaz de perdonar a aquellas personas que lo encerraron en una celda durante casi 30 años.
Apoyado por una enorme multitud de fanáticos en el estadio Ellis Park de Johannesburgo, de ambas razas, blanca y negra, Pienaar motiva a su equipo. Justo antes del comienzo, aparece en el horizonte un avión de pasajeros. Sobrevuela en raso el estadio, y su lomo muestra las palabras “Buena Suerte Springboks”. Los Springboks ganan el juego con un gol de patada de campo de último minuto de Joel Stransky (Scott Eastwood), con un marcador de 15–12. Mandela y Pienaar se reúnen en el campo para celebrar la improbable e inesperada victoria.
Las calles de la ciudad se llenan de personas en una celebración unánime sin distinción de raza o condición social. Entretanto, el auto de Mandela y su séquito de seguridad pasa entre la muchedumbre a su vez que el presidente sudafricano observa a su nación unida en un solo grito de victoria. Las frases del poema "Invictus", se oyen una vez más en su mente
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