Intolerancia, dirigida por David Wark Griffith en 1916, fue una de las películas más caras de la historia del cine.2 El film explora el tema de la intolerancia por medio de cuatro historias localizadas en momentos diversos de la historia.
La película relata alternativamente cuatro historias de injusticia: la matanza de los hugonotes en Francia la noche de San Bartolomé de 1572, la pasión y muerte de Jesucristo, una huelga de trabajadores contemporánea y la caída de la Babilonia del rey Baltasar en el año 539 ante el ataque de Ciro II el Grande, rey del Imperio persa.
Estas cuatro tramas son enlazadas por la imagen de una mujer que mece una cuna. A medida que las historias van llegando a su clímax, Griffith hace más rápido el montaje alternado, con secuencias cada vez más cortas, y creando una tensión hacia el desenlace de las cuatro historias. La película destaca por sus escenas grandilocuentes. Sin embargo Intolerancia tuvo grandes pérdidas, pues su éxito no fue el esperado.
Y esto porque la estructura era demasiado compleja y la pretensión intelectual y moralizante de crear una reflexión abarcando toda la historia de la humanidad, fue mal entendida por quienes pedían al cine entretenimiento, intriga y emociones por encima del comentario moral.
Griffith planteó para cada episodio un estilo estético diferente, que conjugaba las grandes masas y decorados, procedentes del peplumitaliano, inspiradas sobre todo en Cabiria (1914), con las escenas intimistas de la historia situada en la tragedia familiar de la historia del huelguista acusado injustamente de asesinato.
El filme fue alabado por la crítica, aunque su mensaje pacifista fue rechazado en una Europa inmersa en la Primera Guerra Mundial y por sectores proclives al intervencionismo de la sociedad estadounidense. Sin embargo la influencia posterior de esta obra fue enorme, como en los directores Erich Von Stroheim y Minoru Murata,2 pero en partícular para el cine del constructivismo de la Unión Soviética. La escuela del montaje de atracciones del cine soviéticode Lev Kuleshov, Dziga Vertov, Einsestein, Pudovkin o Dovzhenko se desarrolló en parte gracias al estudio de esta magna obra.
La película era una respuesta a las acusaciones de racismo de que fue objeto su anterior película El nacimiento de una nación, en cuyo final, unas mujeres a punto de morir, secuestradas por un hombre de raza negra, eran salvadas in extremis por el Ku Klux Klan. Por ello intentó, en un film de mayor envergadura si cabía, lanzar un mensaje humanista y pacifista.
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