¿Bromas originales, sana excentricidad, o síntomas de que algo no va bien en esa cabeza? Durante bastantes años, Jim Carrey ha hecho y dicho cosas que nos han dado pie a sospechar todo lo anterior, e incluso más. Por el momento, su última salida del tiesto ha consistido en renegar de Kick-Ass 2: Con un par, afirmando que el regreso de Aaron Taylor-Johnson como superhéroe metepatas y casero peca de exceso de violencia, y lamentando su implicación en ella tras el tiroteo escolar de Sandy Hook. Ahora bien, Carrey (que interpreta al Coronel Barras y Estrellas en el filme) se topó con una rival a su altura en la persona de Chloë Grace Moretz. Con una reciedumbre propia de Hit Girl, la actriz replicó a principios de mes: "Si piensas que una película tiene ese efecto, mejor no vayas a ver Pocahontas o saldrás del cine pensando que eres una princesa Disney".
El caso es que Kick-Ass 2 llega a los cines mañana, y que en ella Carrey está (podemos adelantarlo) estupendo. Y tampoco podemos olvidar que padece de depresiones y síndrome de hiperactividad con déficit de atención, dos problemas médicos que no son ninguna broma. En todo caso, hemos elaborado este informe, a fin de recordar que, tratándose de él, dar la campanada es la excepción en vez de la norma. Algunos de los eventos que recogemos aquí son bromas, y se nota, mientras que otros quedan como testimonios de un carácter peculiar cuanto menos. Pero todos dejaron patidifusos a los medios y la industria cuando tuvieron lugar.
Visualizar un cheque de un millón, y cobrarlo (1997)
Los hechos: De cómico reputado, pero desconocido fuera de EE UU, a actor mejor pagado de Hollywood (durante un tiempo). ¿Cómo logró Jim Carrey una hazaña semejante? Si nos hacemos eco de sus palabras durante una entrevista con Oprah Winfrey, con mucha imaginación, y un poco de magia. En 1987, además de frecuentar asiduamente las secciones de autoayuda de las librerías, Carrey recurrió a un sortilegio peculiar: "Cogí un cheque, escribí mi nombre en él y le puse la cantidad de 10 millones de dólares en concepto de un salario como actor. Lo dejé en mi cartera y lo dejé allí: con el tiempo, el cheque se fue deteriorando, pero ocho años más tarde [1995] cobré diez millones por salir en Dos tontos muy tontos". Quién sabe, puede que Jim nos esté dando la solución definitiva a la crisis...
Liarla parda en la mansión Playboy (1999)
Los hechos: Convertido ya en una superestrella, y recién estrenada Man on the Moon, Carrey recibió una invitación a la mansión Playboy de Los Ángeles por parte del mismísimo Hugh Hefner. Para convertir su llegada al lugar en algo inolvidable, el actor tuvo una gran idea: comparecer disfrazado de Tony Clifton, el álter ego del comediante Andy Kaufman (al que interpretaba en la película). Pero Hefner se fue de la lengua, contándoselo a sus amigos y arruinando la sorpresa. Llegada la noche de la fiesta, un sujeto con la peluca y el bigotón de Tony Clifton comenzó a liarla parda hasta que Hefner le pidió que se detuviera... Momento en el que apareció Jim Carrey, vestido de paisano y preguntándole a todo el mundo que qué estaba pasando allí. En realidad, nuestro hombre había recurrido a un truco empleado ya por el propio Kaufman: contratar a un actor para que le interpretase a él mismo disfrazado como otro tipo. Sencillo, ¿verdad?
Perder la cabeza en Twitter (2010)
Los hechos: Tras unos años manteniendo un perfil bajo en lo personal, Carrey volvió a ponerse excéntrico... Y también algo preocupante. Romper con Jenny McCarthy, ex modelo de Playboy y su compañera sentimental durante cinco años, le llevó a algo que ya va camino de convertirse en una costumbre en el Hollywood actual: armar la gorda en la red de mensajes breves. Frases como "¡He matado a mi avatar!", "He liberado a Truman, y ahora por fin soy libre" o "Algunos tíos ahí fuera están preocupados porque trasnocho, pero su mayor error es pensar que me he mudado a las islas Fidji"dieron pie a más de uno para pensar que nuestro hombre había perdido definitivamente la cabeza. O que necesitaba cambiar de community manager, según.
Declararse a Emma Stone (2011)
Los hechos: Si su arrancada en Twitter dio la voz de alarma sobre el estado mental del Carrey soltero, el vídeo que puedes ver arriba (publicado por Jim en su web) hizo sonar las sirenas en todo el mundo. Porque, aunque estaba claro que la cosa no iba en serio, o no del todo, frases como "Reiríamos todo el día, iríamos de acampada, jugaríamos a los dados y contaríamos historias de miedo junto al fuego", combinadas con esa mirada de cachorrito apaleado y confesiones demasiado sinceras sobre los efectos de la pitopausia ("Tengo arrugas en la cara, a veces me salen canas en la barba y hacer pis me cuesta mucho más que antes") resultaban ciertamente inquietantes, sobre todo yendo dirigidas a una actriz 27 años menor que él. La actriz de Rumores y mentiras y The Amazing Spider-man se lo tomó con mucho humor: "Era una gran fan de Jim Carrey. Ahora no sé si debería sentirme alagada o pedir una orden de alejamiento", comentó.
Hacerse rockero (2011)
Los hechos: Tal vez Carrey pensó que confesar su amor por Emma Stone no era suficiente: al fin y al cabo, ¿quién no está un poco colado por la rubia-pelirroja más popular de Hollywood? Por ello, el actor decidió darle nuevos bríos a su presencia en internet al mes siguiente. En septiembre de 2011, Jim se pasó porArlene's Grocery, un karaoke neoyorquino con banda en directo, para deleitar a sus fans y antifans con su interpretación de dos hitos del rock underground: Creep, de Radiohead, y Bullet With Butterfly Wings, de los Smashing Pumpkins. Aunque nunca se ganará la vida como cantante (dejémoslo ahí) nosotros ya recordamos en su día que el actor ha usado muchas veces la música como vehículo para sus payasadas.
Lucir pies de tamaño maxi (2013)
Como hemos podido comprobar, la tendencia de Jim Carrey a dar la nota en público va por rachas: tras una espantada de las gordas suelen sucederle varios meses (o años) de relativa estabilidad. Por el momento, su última hazaña ha sido acudir a la fiesta post-Oscar de Elton John luciendo unos considerables zapatos con forma de pies de tamaño gigante. Sólo cabe preguntarse con qué nos sorprenderá la próxima vez
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