jueves, 31 de octubre de 2013

'Don Jon', el porno como excusa

Cartel de 'Don Jon'No es difícil comprender el motivo por el que el cine porno jamás vaya a tener el mismo reconocimiento que cualquier otra obra cinematográfica, ya que por mucho que se suponga que la sociedad haya avanzado, el sexo sigue siendo un tema tabú en la mayoría de situaciones. Es obvio que no vamos a recomendar a nuestros padres una película porno como sí podríamos hacer con otro tipo de cintas, pero da la sensación de que sea poco menos que pecaminoso el simplemente decir que en algún momento de nuestra vida hemos visto porno cuando lo verdaderamente extraño es que no lo hubiéramos hecho nunca.
Como era de esperar, las películas románticas de Hollywood jamás han mostrado interés en la posibilidad de que uno de los integrantes de una pareja feliz sienta la necesidad de seguir viendo cine porno, ni tan siquiera para abordarlo desde una perspectiva abiertamente cómica. Ha tenido que serJoseph Gordon-Levitt, protagonista de una de las mejores comedias románticas de los últimos años, quien ha decidido dar su salto a la dirección de largometrajes con ‘Don Jon’ (2013) para llenar ese vacío. El resultado es interesante, en especial durante su vigoroso arranque, pero no consigue aprovechar las infinitas posibilidades de su premisa y seguramente pase un tanto desapercibida en nuestro país al estrenarse al mismo tiempo que ‘Thor: El mundo oscuro’ (‘Thor: The Dark World’, Alan Taylor, 2013).

’Don Jon’, la adicción al porno y la redención

Joseph Gordon-Levitt protagoniza 'Don Jon'
Para el personaje interpretado con brillantez por Joseph Gordon-Levitt –loable su cambio físico para encajar más con la personalidad de Jon- no hay nada como el porno, ya que reconoce que tener relaciones sexuales con mujeres reales, algo que hace muy a menudo, es bastante placentero, pero no tan perfecto como practicar el onanismo delante de su ordenador. Sin embargo, todo se complica cuando conoce a una chica por la que está dispuesto a salirse de su ritual de cortejo rápido e iniciar una relación sentimental de las de verdad. Es ahí donde surgen los detalles más llamativos de ‘Don Jon’, porque la adicción de ella son las comedias románticas con las que Hollywood nos abruma, y que aquí quedan perfectamente parodiadas con los cameos de Anne Hathaway y Channing Tatum, por lo que el choque de personalidades funciona muy bien como espejo y crítica de las convenciones mainstream.
Eso sí, el protagonista es Jon, por lo que es su particular problema lo que realmente vertebra el relato, pero no esperéis que Gordon-Levitt se deleite más de lo estrictamente necesario en las escenas pornográficas que vemos en pantalla y no hay rastro alguno de desnudo por parte de cualquiera de sus protagonistas –sí que hay una escena en la que Scarlett Johansson, estando completamente vestida, se restriega contra Gordon-Levitt hasta que éste llega al orgasmo-, ya que se prefiere que sean los diálogos y la inventiva de la puesta en escena –se nota la experiencia de Gordon-Levitt rodando vídeos de lo más diverso- los que mantengan la innegable frescura de su punto de partida. ¿El problema? Estamos ante otra de esas películas encaminadas a redimir a su protagonista, es decir, a domesticarlo para que vuelva al redil de lo socialmente aceptable.
Scarlett Johansson restregándose con Joseph Gordon-Levitt
Gordon-Levitt no solamente ha dirigido y protagonizado ‘Don Jon’, sino que estamos también ante su primer guión para un largometraje, y eso es algo que se va notando a medida que pasan los minutos, ya que el ingenio inicial va convirtiéndose poco a poco en una algo molesta sensación de rutina que quita brillo al interés de ‘Don Jon’ en su conjunto. No es que la trama empiece a avanzar de forma un tanto atropellada –aunque sí que hay más puntos oscuros a partir de la aparición del personaje interpretado por Julianne Moore-, sino que el abuso de determinados recursos que funcionan muy bien inicialmente –sus visitas a la iglesia, las comidas con su familia, etc.- acaba desgastándolos, quedando así clara la inexperiencia de su guionista para dosificarlos e ir introduciendo nuevos elementos de interés.
El estamento familiar es otro de los focos del relato, principalmente por el dicho “de tal, tal astilla”, ya que las semejanzas, tanto físicas como gestuales y de vestimenta, con Tony Danza son indiscutibles, pero lo que realmente le interesa a Gordon-Levitt es atacarlo para que Jon pueda buscar su propia identidad y no limitarse a seguir el mismo camino que sus padres. Básica resulta la presencia casi siempre aletargada de Brie Larson, pero que cuenta con su oportunidad para brillar –y menos mal, que esta parte de la historia estaba empezando a resultar un poco rancia-, ya que no le vuelve precisamente loca la idea de que su hermano acabe con una mala pécora como es el personaje de una notable Scarlett Johansson muy alejada de su imagen habitual.
Queda la sensación tras la inclusión del personaje de Julianne Moore de que todo se normaliza, perdiendo así energía ‘Don Jon’ para apostar por una trama mucho más previsible y vista en infinidad de ocasiones con pequeñas diferencias respecto a lo que aquí encontraremos. Moore, cuya presencia siempre es de agradecer, no tiene la más mínima culpa de ello, pues hace todo lo que puede con un papel bastante desigual y cuyas motivaciones no terminan de estar todo lo bien definidas que me hubiera gustado. La película entra entonces en una espiral bajista en la que únicamente instantes aislados consiguen que el regusto agridulce que deja ‘Don Jon’ acabe teniendo más de lo segundo que de lo primero.
Padre e hijo en 'Don Jon'
‘Don Jon’ es una comedia romántica entretenida, a ratos divertida y relativamente diferente, más que suficiente para que merezca la pena emplear noventa minutos de vuestro tiempo en su visionado. No esperéis nada particularmente revolucionario –estira los límites habituales del subgénero, pero permaneciendo dentro de ellos-, ya que entonces la decepción será inevitable, porque el resultado final ni siquiera está al nivel de ‘Thor: El mundo oscuro’, cinta que ya os comenté que os hará pasar un muy buen rato en el cine, pero que arriesga menos que los que beben agua mineral para dejar de tener sed.

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