Retomamos la sección de “frases de cine”, donde repasamos jugosas declaraciones recientes relacionadas con el mundo del cine, y empezamos con ‘La vida de Adèle’ (‘La vie d´Adèle’, Abdellatif Kechiche, 2013). Ganadora de la Palma de Oro en el último Festival de Cannes y alabada de forma (casi) unánime por la crítica —aquí podéis leer la de mi compañera Lucía—, tuvo al parecer un rodaje difícil y problemático. Atención a las declaraciones de una de las protagonistas, Léa Seydoux:
Kechiche es un genio, pero jamás volvería a trabajar con él. Fue humillante. Me sentía en una trampa, una pesadilla. El rodaje fue durísimo, no podía luchar contra él, tenía que hacer lo que me pedía. Lo más duro fueron las repeticiones, hicimos 100 tomas de cada cosa, y llega un momento en que no sabes ni qué haces. Estuvimos tres meses repitiendo escenas, y muchos días una sola que al final no sale en pantalla. Pero también aprendí mucho. La experiencia me marcó. No sé si hablar de valentía. Aprendí a intentar no tener miedo, y otras cosas de mí que no sabía.
Por su parte, Abdellatif Kechiche niega que sea un director “duro” aunque admite que la filmación se alargó mucho porque le parecía indispensable para aproximarse a algo parecido a la perfección. Y replica a la actriz:
Léa nunca llegó a entrar en el papel; no se atrevió a arriesgar porque se ha criado entre algodones.
Harrison Ford, otra vez de actualidad por su trabajo en la adaptación de ‘El juego de Ender’ (‘The Ender´s Game’, Gavin Hood, 2013), dice que con el tiempo ha aprendido a convivir con la fama y pide que no se le confunda con Indiana Jones u otros personajes que ha interpretado en la gran pantalla…
Esto es mi negocio, me da dinero y es como me gano la vida. Lo amo, pero representar a un personaje es mi trabajo. No me confundáis con el tipo que sale en la pantalla.
Michael Haneke, premio Príncipe de Asturias de las Artes 2013, ha explicado que su tratamiento frío de la violencia le parece el adecuado, que intenta que “la violencia provoque desazón y asco“. Además alerta de la fuerza y el peligro del cine:
Ninguna forma artística es capaz de convertir tan fácil y directamente al receptor en víctima manipulada de su creador como el cine. Este poder requiere responsabilidad. La manipulación sirve para muchos fines, no sólo políticos. También atontando a la gente uno se puede hacer rico.
El enorme éxito de la Fiesta del Cine reavivó el debate sobre el elevado precio de las entradas. Sin embargo, Enrique González Macho, presidente de la Academia de Cine, se muestra contundente:
Con el 21% de IVA es inviable cualquier bajada. De una entrada, el 24% se va en impuestos y ahí no rascamos. Del resto, la mitad, muy aproximadamente, se queda en el cine, y la otra mitad la distribuidora. En los cines tenemos que pagar empleados, impuestos, electricidad, las instalaciones, aislamientos térmicos y acústicos… Y pagas los mismo vayan 10 personas o 1000.
En la estupenda ‘El médico alemán: Wakolda’ (Lucía Puenzo, 2013) brilla la labor de Álex Brendemühl en su caracterización como Josef Mengele, “el ángel de la muerte de Auschwitz”. Respecto a los elogios recibidos por su carrera, opina lo siguiente:
Algunos dicen que soy un tipo que hace cine independiente, con papeles siempre hieráticos, que no sabe interpretar ni modular, con cara de palo. En fin, no todos piensan así, me siguen llegando guiones fascinantes y el público se acerca cada vez más a mi trabajo.
El mítico Roger Corman no ha perdido su vitalidad ni su inteligencia pese a tener cumplidos ya 87 años. Sigue produciendo películas y hasta prepara su vuelta a la realización casi 25 años después de ‘La resurrección de Frankenstein’ (‘Frankenstein Unboud’, 1990). Respecto al papel del director, opina:
Hay directores pretenciosos que se consideran artistas, cuando yo sigo pensando que todos somos artesanos.
Al veterano Donald Sutherland, con 200 papeles en su filmografía, lo tenemos ahora en cines con‘Los juegos del hambre: en llamas’ (‘The Hunger Games: Catching Fire’, Francis Lawrence, 2013). Al repasar anécdotas de su dilatada experiencia en una entrevista reciente, comentaba:
El peor error de mi carrera fue enseñar el culo en ‘Desmadre a la americana’. John Landis me aseguró que solo era una prueba de cámara y que no saldría en pantalla. Así que allí me tienes, el día del estreno, con mi mujer, en un teatro con dos mil personas. Al cabo de un rato va y aparece mi culo en esa pantalla gigantesca. Mi mujer me miró, volvió a mirar la pantalla y estuvo sin dirigirme la palabra varias semanas. Ahora no enseño el culo bajo ninguna circunstancia.
Julianne Moore, nominada en un mismo año al Oscar como mejor actriz protagonista y de reparto por ‘Lejos del cielo’ (‘Far from Heaven’, Todd Haynes, 2002) y ‘Las horas’ (‘The Hours’, Stephen Daldry, 2002), regresó a nuestras carteleras con su papel en la comedia romántica ‘Don Jon’ (Joseph Gordon-Levitt, 2013) —ella es lo mejor de un film, por cierto—. Sobre la relación que establecen las mujeres con este género cinematográfico, opina lo siguiente:
La gente no habla de las películas románticas como si fueran pura fantasía, pero lo son. El filme retrata el universo del cortejo, las escenas en la discoteca y demás, y cómo todos esperan que eso culmine en una boda. Pero cualquiera que vive una relación sabe que el verdadero trabajo empieza después de todo eso.
Tom Hanks, extraordinario en ‘Capitán Phillips’ (‘Captain Phillips’, Paul Greengrass, 2013), sostiene que hay muchas cosas que pueden interferir en el trabajo de un actor: “el dinero, la fama, el poder y la obsesión de ser como eras a los 25 años cuando tienes 57“. Y sin señalar a ningún compañero de profesión, continúa:
Yo interpreté a gente de 25 cuando tenía 25, de 36 cuando tenía 36 y ahora que tengo 57, eso es lo que toca. Interpreto personajes que puedes reconocer en mí. A ellos me siento atraído como espectador y eso me atrapa como actor. Porque yo me levanto todos los días y voy a trabajar. Y eso es lo mismo que hacen los personajes que interpreto. Se levantan y van a trabajar.
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