lunes, 11 de noviembre de 2013

Vivir es fácil con los ojos cerrados', all you need is... John Lennon

cartel vivir es fácil con los ojos cerradosVivir es fácil con los ojos cerrados’ es la nueva película de David Trueba tras la fantástica y prácticamente desconocida ‘Madrid, 1987’ (id, 2011), y aunque mucho menos arriesgada que su antecesora, la película vuelve a ser un fiel retrato de un momento de la historia de España que, lamentablemente, nos empieza a sonar bastante. Lo nuevo de David Trueba, que a pesar de irse con las manos vacías tras su paso por la Sección Oficial del Festival de Cine de San Sebastián se llevó muy buenas críticas, es un viaje a contracorriente buscando cumplir sueños en una España en la que eso parecía imposible.
Esa España donde los sueños parecen imposibles que retrata Trueba es la de 1966, donde un profesor de inglés que enseña a sus alumnos con canciones de los Beatles descubre que John Lennon se encuentra en Almería para rodar ‘Cómo gané la guerra’ (‘How I won the War’, 1967) deRichard Lester y decide emprender un viaje de fin de semana para conocerle. Por el camino se encontrará con Belén, una joven embarazada de 20 años que huye de un centro en el que está recluida para que nadie conozca su vergonzosa situación. Ambos se toparán más adelante con Juanjo, de 16 años, un adolescente que se ha fugado de casa en plena rebeldía juvenil y tras un enfrentamiento con su padre. Los tres vivirán una aventura en su búsqueda de Lennon y sus ‘campos de fresas’.
javier cámara en vivir es fácil con los ojos cerrados

John Lennon, el símbolo de la libertad

A primera vista, lo nuevo de Trueba es una película muy sencilla: una road movie sobre tres personas que huyen de una forma u otra y viajan para encontrar su camino, cumplir sueños y escribir sus propios destinos. Pero sí miras mucho más allá se puede ver que ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ lo que hace es eso, quitarnos las vendas de los ojos para mostrarnos a esa España franquista de sueños imposibles y darnos a conocer a los rebeldes, a aquellos que se negaban a seguir las normas y resistieron. Y todo ello lo consigue con una ternura sobre natural gracias a la construcción de tres personajes especialísimos que encuentran el empujón que necesitaban entre ellos.
Durante este viaje a contracorriente, estos tres personajes se lanzan a la búsqueda de John Lennon, el ídolo de ese maestro que sabe con certeza que hay otras fronteras y otros mundos posibles. Una pasión que contagia a los dos jóvenes y que terminan por convertir a Lennon en algo más que un genia de la música, sino también en un símbolo de modernidad, cambio y sobre todo, modernidad. Y todo ello, perfectamente ambientado sin necesidad de caer en la casposa estética de los años 60 a la que nos tiene acostumbrada la televisión: en ‘Vivir con los ojos cerrados’ todo está en su justa medida. Una lástima que ciertas partes de la trama —no hablaremos de ellas para no spoilear— resulten poco creíbles y en alguna ocasión muy previsibles o que no vienen a cuento.

Rebeldes con causa

vivir es fácil con los ojos cerrados
Parte de la ternura y la magia de la película reside en sus tres protagonistas interpretado por unJavier Cámara que nunca estuvo mejor y por los jóvenes Natalia de Molina —perfecta en su primer papel en cine— y Francesc Colomer —que demuestra que su papel en ‘Pa Negre’ de Agustí Villaronga (2010), sólo era el principio de su carrera—. Interpretan a un grupo de rebeldes, que van contra lo que estaba considerado normal en aquella época. Javier Cámara es el perfecto mentor, el adulto y extrañamente, el más soñador de todos y también el que más aprende en este viaje. El actor riojano, que hace aquí su mejor papel, está tierno, divertido, atrevido y a la vez misterioso y nostálgico y no nos extrañaría nada encontrarle entre los nominados a los Goya. Y todos ellos acompañados por unos secundarios de lujos como Ramon Fontserè, al que siempre es un placer ver en pantalla grande, Jorge Sanz o Ariadna Gil.
‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ es una buena película y lo que es más sorprendente todavía: es una película sencilla y tierna que, sin duda, gusta a todo aquel que la ve. Llena de ternura y comicidad, con unos personajes entrañables y un toque nostálgico que a pesar de los tiempos que corren y las similitudes con la actualidad, deja un estupendo sabor de boca en el espectador. Me pregunto si el señor Montoro y compañía se habrá molestado en ir a verla…¡ah no, claro, que para ellos todo el cine español es basura!

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