domingo, 22 de diciembre de 2013

Disney: 'Fantasía', de Varios Directores

Fantasia cartelSerá tónica habitual durante las semanas que nos aproximemos a los clásicos de la factoría Disney, que en más de una ocasión comience la entrada correspondiente tirando de recuerdos. A fin de cuentas, como refleja el texto que acompaña mi perfil, la primera película que acudí a ver al cine con tres años fue ‘El libro de la selva’ (‘The Jungle Book’, Wolfgang Reitherman, 1967), y desde aquel día nunca he perdonado ninguno de los estrenos que la productora ha ido acumulando. Así pues, si mi memoria no me falla, la primera vez que tuve la oportunidad de ver ‘Fantasía’ (‘Fantasia’, VVDD, 1940) estaba ya en el instituto, y un profesor de literatura con el que tenía muy buena relación me pasó una copia original en VHS aconsejándome que “me olvidara de todo lo que hasta entonces había visto de Walt Disney”.
Dicho consejo me pareció de lo más intrigante ya que —estamos hablando de 1990-1991— había visto todo aquello que había disponible en formato doméstico de la compañía de Mickey y con la sorpresa que habían supuesto los recientes estrenos de ‘La sirenita’ (‘The Little Mermaid’, Ron Clemens y John Musker, 1989) y ‘La bella y la bestia’ (‘Beauty and the Beast’, Gary Trousdale y Kirk Wise, 1991), dudaba bastante de que la advertencia fuera encaminada a prepararme para algo muy diferente a lo que consideraba el estándar Disney. ¡Cuan equivocado estaba!
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Amante como siempre he sido de la música clásica, las dos horas que aquella cinta de VHS me tuvo pegado a la pantalla del televisor de casa de mis padres cambiaron ostensiblemente mi modo de entender mucho de lo que llevaba años escuchando, apercibiéndome gracias a las bellísimas imágenes que el filme ponía en juego de toda una nueva forma de apreciar tanto las piezas que conforman una cinta absolutamente fascinante, como las incontables que conformaban mi ya por aquél entonces nutrida colección de compositores clásicos.
‘Fantasía’ supuso pues, en lo personal, mucho más de lo que las palabras de mi antiguo profesor me habían profetizado en cierto modo, y nunca le estaré lo suficientemente agradecido por haber provocado en aquél adolescente que era entonces la apertura a toda una nueva forma de entender el cine por la que, cincuenta años antes, Walt Disney había apostado de tal manera que el comprensible fracaso en taquilla de la cinta sumió en una fuerte depresión a un artista que quizás aquí dio lasmuestras más inequívocas y categóricas de merecer el apelativo de visionario.

Un sueño

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En una profesión que ha sido un interminable viaje de descubrimientos en los reinos del color, el sonido y al movimiento, ‘Fantasía’ representa nuestra más excitante aventura. Por fin hemos encontrado una forma para usar en nuestro medio la gran música de todos los tiempos y el torrente de nuevas ideas que ésta inspira.
Walt Disney
Así se expresaba Walt Disney en el programa de mano que se entregó a los asistentes de la premiere mundial de ‘Fantasía’ llevada a cabo el 13 de noviembre de 1940 en el Broadway Theater de Nueva York, la misma sala que, doce años antes, había acogido el estreno de ‘Steamboat Willie’. Característico de su forma de pensar, la tercera palabra de la cita deja claro que el cineasta siempre consideró, incluso cuando se le tachaba de mero “animador” diecisiete años antes, que sus producciones llegarían a tener algún día la misma clase de galas de estreno que aquellas destinadas a los filmes de imagen real. Huelga decir que con el arrollador éxito de ‘Blancanieves y los siete enanitos’ (‘Snowhite and the Seven Dwarfs’, David Hand, 1938), Walt había cumplido de sobra su sueño.
Un sueño que ya había crecido sobremanera con el siguiente escalón en las producciones de la compañía —la ya comentada ‘Pinocho’ (‘Pinocchio’, David Hand, 1940)— y que en el filme que hoy nos ocupa iba a encontrar, y de esto no cabe duda alguna, su reflejo más ambicioso; uno que causaría muchísimos quebraderos de cabeza al artista y, como decía antes, dejaría honda huella en su pesar.
Pero antes de que la cinta se estrellara en taquilla en su primer estreno —‘Fantasía’ ha sido una de las cintas de Disney que más reposiciones ha conocido, volviendo a poder verse en la gran pantalla en 1946, 56, 63, 69, 77, 82, 85 y 90— la desbordante ilusión con la que Disney abordó el proyecto, la misma que ponía siempre en cada nueva producción y que demostraban de forma temprana aquellas míticas reuniones con su equipo artístico donde “actuaba” para ellos la cinta al completo, encontró precisa respuesta en la figura de Leopold Stokowski, el afamado y temperamental director de orquesta —antológico es aquél capítulo de los ‘Looney Tunes’ en el que Bugs Bunny lo imita— que se pondría al frente de los muchos arreglos musicales que se efectuaron sobre las piezas que componen este concierto en imágenes que es ‘Fantasía’.

‘Fantasía’, una nueva forma de entender la música y el cine

Lo que van a ver a continuación son los dibujos, imágenes y narraciones que la música ha inspirado en la imaginación de un grupo de artistas. En otras palabras, estas no van a ser las interpretaciones de músicos profesionales (…) Hay tres clases de música en el programa de ‘Fantasía’. En primer lugar tenemos la música que cuenta una historia completa; luego aquella que, aunque no contiene un argumento específico, si esboza una serie de imágenes más o menos definidas. Por último tenemos la tercera clase, aquella que existe simplemente por sí misma (…) lo que llamamos música absoluta.
Si hay algo que debe quedarle claro a todo aquél que no se haya atrevido a acercarse nunca a ‘Fantasía’ —y si ese es tú caso no te lo pienses dos veces y hazte con ella— es que el tercer largometraje salido de la fértil inventiva de Walt Disney es un experimento de principio a fin que muy poco tiene que ver con las dos cintas que la precedieron y con lo que vendría después: como decía en el párrafo anterior, ‘Fantasía’ es un concierto en imágenes y, como tal, todos sus segmentos van respondiendo de forma íntima a las necesidades marcadas por las piezas que lo componen, planteando sus ocho “capítulos” retos bien diferenciados tanto para los artistas que se sentaron hace setenta años delante del tablero de dibujo como para el público que desde entonces lo ha hecho a este lado de la pantalla.
Y como prueba de ello, nada mejor que la composición que abre la cinta, una soberbia versión orquestal de la ‘Tocata y Fuga en Re Menor BMW 565’ de Johann Sebastian Bachnueve minutos de imágenes abstractas que supongo dejarían estupefacto al público que asistió a la premiere de la cinta en 1940, y para la que Disney contó con la inestimable —aunque algo problemática— ayuda de Oskar Fischinger, un cineasta europeo que ya había experimentado con formas no concretas y fondo musical en varios filmes y cuya intervención fue determinante para la concreción de la introducción de ‘Fantasía’.
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Tras la composición de Bach, el rumbo de las imágenes cambia por completo de tercio, y nos ofrece los dos segmentos por los que ‘Fantasía’ ha logrado ser más reconocida a lo largo de las décadas, la‘Suite del Cascanueces’ de Piotr Illyich Tchaikovski —y su icónico baile de las setas— y, por supuesto, ‘El aprendiz de brujo’ de Paul Dukas, un prodigio de narrativa visual y conjunción entre música e imágenes que supuso el cambio definitivo en la imagen de Mickey Mouse y con el que hay que descubrirse el sombrero cada vez que se vuelve a ver, atesorando momentos de auténtico genio —aquél en que el ratón agarra el hacha y destroza la escoba es asombroso—.
Generador de gran polémica con la iglesia y de no pocas y airadas disputas entre Stokowski e Igor Stravinski —a colación de las mutilaciones que el primero efectuó sobre la partitura original—, la adaptación del ballet ‘La consagración de la primavera’ que el segundo compuso para el ballet ruso de París es, con sus veintidós minutos, el segmento más largo y la prueba más “dura” que el espectador que se acerque a ‘Fantasía’ deberá soportar: fascinante de principio a fin, la ambiciosa reinvención de las danzas con las que Stravinski había imaginado la prehistoria rusa en un relato que aborda la formación de la vida en la Tierra desde el origen del universo a la extinción de los dinosaurios es un pasaje intenso pleno de momentos de esos que quedan en la memoria para siempre —el ataque del tiranosaurio es asombroso—, pero también es, sin duda alguna, el menos “amable” de cara a la galería y el que más duras críticas recibió tras el estreno, ya fuera por la temática elegida, ya por la crudeza dodecafónica de la genial composición del músico.
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Compensando en cierto modo la elección con la que finalizaba la primera parte del programa, y tras la tontada pedagógica de “la banda sonora”, la segunda mitad de la cinta arranca con el otro segmento de amplia duración de la cinta, los algo más de veintiún minutos de la ‘Sinfonía nº6 en Fa Mayor Op.68’ de Ludwig Van Beethoven, conocida también como la ‘Pastoral’, que en manos de los artistas de Disney se convierte en un paseo bucólico por los paisajes del Olimpo, poblado éste de criaturas como pegasos, centauros y centaurettes —que protagonizan el único desnudo frontal de una cinta de la compañía— sátiros, y dioses como Baco, Vulcano o el propio Zeus. Una nueva maravilla cuyos momentos finales son de una belleza impresionante.
También para aliviar la carga de ‘La consagración de la primavera’ viene a ayudar a la composición de Beethoven la divertídisima ‘Danza de las horas’, extraída de la ópera ‘La Gioconda’ de Amilcare Ponchielli en la que avestruces, hipopótamos, elefantes y cocodrilos ejecutan un ballet lleno de chispa en el que sin duda es el segmento más afín a los cortos del estudio y a esas ‘Silly Simphonies’ que se encuentran en los cimientos que servirían a Walt Disney para construir ‘Fantasía’.
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Y llegamos al final con la pieçe de resistance de la función, una doble exquisitez magistral que cierra dos horas de apasionante metraje, y que componen ‘Una noche en el monte pelado’ deModest Moussorsgsky y el sublime ‘Ave María’ de Franz Schubert: enlazadas de tal manera que las campanas con las que finaliza la primera son aquellas que llaman a los fieles a la oración de la segunda, los casi quince minutos sobre los que se extiende la conclusión de ‘Fantasía’ rozan momentos que van más allá de lo que la palabra puede expresar, ya sea en esa orgía del mal comandada por Chernobog, un gigantesco demonio alado que se cuenta como una de los iconos más potentes de la compañía, ya en la extrema y poética belleza que dimana de todos y cada uno de los planos del ‘Ave María’.
La elaboración de esta última habla, sin lugar a dudas, del compromiso que Walt Disney adquirió para con su creación, contando con el plano secuencia más largo de la historia de la animación para el que hubo de construirse una nueva cámara multiplano y cuyo rodaje fue una auténtica odisea que se llevó a cabo durante seis días y seis noches seguidas con la sola interrupción de las “tres horas que Walt dedicaba una noche a la semana a jugar al badminton en los estudios” para después tener que desechar el material filmado y volver a repetir todo un proceso que, terremoto de por medio, finalizó a tan sólo 24 horas del estreno de la cinta en Nueva York.

Una ‘Fantasía’ para cada generación

Concebida como ya he dicho antes en forma de concierto visual, la idea inicial de Disney antes de que la cinta no fuera bien acogida por el público —cosa que sí pasó, por cierto, en su reestreno de 1956— era que ‘Fantasía’ se hubiera vuelto a estrenar cada año con nuevas incorporaciones, mutando así su estructura de forma que cada vez la experiencia fuera diferente. A tal efecto, y durante la producción del filme, se trabajó en hasta once secuencias diferentes de las cuales sólo tres llegaron a completarse, aunque fueron usadas en otras producciones. Acompañando a estas líneas tenéis una de ellas, el ‘Claro de Luna’ de Claude Debussy, cuya eliminación del montaje final se debió a su evidente parecido con el ‘Ave María’.
Con ‘Pedro y el Lobo’ de Prokofiev y ‘El vuelo del moscardón’ de Rimsky Korsakov viendo la luz en ‘Música maestro’ (‘Make Mine Music’, VVDD, 1946) y ‘Tiempo de melodía’ (‘Melody Time’,VVDD, 1948) respectivamente, en el tintero se quedaron cosas como ‘La cabalgata de las Valkirias’momento cumbre de ‘Die Walküre’ de Richard Wagner, la bella ‘El cisne de Tuonella’ de Jean Sibelius o el ‘Vals del minuto’ de Frederic Chopin, piezas todas sumamente atractivas que, de haberse cumplido la voluntad de Walt Disney, habrían supuesto seguramente una apasionante extensión de una cinta que, a todas luces, es una de las obras maestras no ya de los estudios, que también, sino de la historia del séptimo arte.
Una lástima que tuvierámos que esperar 59 años para que la productora hiciera honor al legado de su fundador y se atreviera con una nueva encarnación de ‘Fantasía’. Pero de eso ya hablaremos en unos meses…

Sabotage', tráiler final y cartel definitivo de los 'Diez negritos' de Arnold Schwarzenegger

Cartel de 'Sabotage'Arnold Schwarzenegger está aprovechando muy bien este fin de semana en lo referente a que sus próximas películas ganen visibilidad, ya que si este pasado viernes se lanzaba el primer tráiler de la esperada ‘Los mercenarios 3‘ (‘The Expendables 3’, Patrick Hughes, 2013), ahora ha llegado el momento de echar un vistazo al avance definitivo —el anterior apareció el mes pasado— y el cartel de ‘Sabotage‘ (2014), el thriller de acción que ha rodado a las órdenes de David Ayer —‘Sin tregua’ (‘End of Watch’, 2012)—.
Titulada inicialmente ‘Ten’ y lejanamente inspirada en la mítica novela ‘Diez negritos‘ de Agatha Christie, estamos ante una película que se centrará en un grupo de agentes de la DEA que decide quedarse con diez millones de dólares de un cártel de la droga tras completar su última misión. Las cosas no tardarán en complicarse, ya que uno a uno van apareciendo muertos todos los miembros del equipo y nadie sabe quién está asesinándolos y tampoco el motivo, aunque eso seguramente tenga que ver con el haberse apropiado indebidamente de una cuantiosa suma de dinero.
Es evidente que los años de gloria de Schwarzenegger ya quedaron atrás y que nunca volveremos a encontrar su nombre entre los actores más taquilleros de Hollywood —de hecho es más probable que acabemos viendo su nombre en el ranking de los menos rentables—, pero su presencia es atractivo más que suficiente para mí, pero ojo, que su reparto ofrece más elementos de interés aparte de contar con él, ya que en ‘Sabotage’ también veremos a Sam Worthington, Terrence Howard, Olivia Williams, Josh Holloway, Mireille Enos, Harold Perrineau, Joe Manganiello y Max Martini. El11 de abril llegará a los cines de Estados Unidos y espero que no mucho más tarde se estrene en España.

Las películas más sexys de 2013

La vida de Adèle

Nos calentó porque... Efectivamente, tenía que estar aquí. Y también tenía que encabezar nuestra lista: pocas veces ocurre que una película tan calentorra venga agraciada por una unanimidad crítica tan positiva (amén de con una Palma de Oro en Cannes) y, además, dando la talla como drama de rara intensidad sobre un tema que aún (por desgracia) escuece. Léa Seydoux Adéle Exarchopoulos las pasaron canutas rodándola, la autora del cómic tiene graves reparos hacia el filme y las expertas en la materia no se ponen de acuerdo sobre su verosimilitud, pero a nosotros La vida de Adèle nos parece un filme de lo más incitante no sólo por esa escena de sexo tan maratoniana, sino también por su manera de captar los intríngulis del primer amor, homo o hetero

Spring Breakers las peliculas mas sexys de 2013Nos calentó porque... Dice Harmony Korine que esta película no tiene ninguna lectura moral, sino que viene dada por una sincera fascinación hacia su mundo playero, drogadicto y delincuente. La verdad es que no nos fiamos del todo, pero podemos entenderle: mientras Selena Gomez, pudibunda ella, se resiste a los encantos de la mala vida, el poderío desplegado por Ashley Benson, Vanessa Hudgens Rachel Korine cuando se calzan los bikinis y empuñan las armas semiautomáticas basta para hacernos olvidar las trencitas churretosas y los dientes de oro de ese James Franco al que tan fácil resulta envidiar. Tras ver esta película, es probable que salgas de la sala convertido en fan de Britney Spears: estás avisado

Stoker

Nos calentó porque... Algunos sectores del público considerarán la excursión hollywoodiense de Park Chan-wook como el antídoto de la lujuria, dada su aproximación a las tinieblas del alma. Aun así, el sector más morboso de nuestra redacción ha hablado, y debemos hacerle caso. Aparte del carisma del lado oscuro exhibido por Matthew Goode, ciertas manipulaciones digitales realizadas por Mia Wasikowskafuncionan mejor como explicación de la dinámica entre el sexo y la muerte que las obras completas de Freud. 

Don JonNos calentó porque... En dos palabras: Scarlett Johansson. Y, si esos vocablos no te hace tilín, a ver qué tal lo llevas con estos tres: Joseph Gordon-Levitt. El chico de Looper es más listo que el hambre, y para su primer filme como autor total ha aunado su ya considerable poder calentorro con el de una de las actrices más deseadas del cine moderno, envolviendo a sus personajes respectivos en un guión cuyo eje es, precisamente, el sexo (y sus inconvenientes, y sus sucedáneos). Ante semejantes virtudes, ¿quiénes somos nosotros para resistirnos?

Blue ValentineNos calentó porque... Volvemos a recurrir a la misma argucia del epígrafe anterior: Ryan Gosling y Michelle Williams, juntitos y dale que te pego. En 2010, cuando esta película se estrenó en EE UU, se armó una tremolina considerable en torno a su calificación por edades, debido a las artes lingüísticas (no aplicadas a los idiomas, precisamente) que el actor exhibe en una escena. Nosotros coincidimos con Gosling en que dicha polémica revelaba una hipocresía considerable, no sólo por lo pacatos que se mostraron los censores de la MPAA, sino también porque un acto realizado con tanta destreza nunca puede ser obsceno.

Un verano ardiente

monica_bellucci_verano_ardiente
Nos calentó porque... A sus años, y con su reputación de artista inaccesible, da gusto ver cómo Philippe Garrel sigue manteniendo una de las constantes del cine de autor europeo: compaginar las formas severas (espartanas, incluso) con un subido cociente de calentura. Por si fuera poco con la presencia deLouis Garrel, hijo del autor y uno de los máximos sex symbols del celuloide francés, el amigo Philippe nos pone en bandeja a esa Monica Bellucci que es todo un regalo para los sentidos. Al menos, para el de la vista.

Trance

Nos calentó porque... Sí, estamos ante otro filme que ya apareció en nuestra lista de mejores desnudos del año. Pero qué le vamos a hacer: Rosario Dawson es mucha Rosario Dawson, y si Danny Boyle se ha empeñado en mostrárnosla desde todos los ángulos (incluyendo el frontal) es obligatorio hacerle un hueco aquí. Desde luego, si os quejáis es que lo vuestro es puro vicio.

sábado, 21 de diciembre de 2013

X-Men: Apocalypse', la próxima entrega de la saga mutante ya tiene guionistas

Mike Dougherty, Dan Harris, Simon Kinberg y Bryan SingerAún quedan meses para que podamos ver la ambiciosa ‘X-Men: Días del futuro pasado’ (‘X-Men: Days of Future Past’, 2014) pero su director, Bryan Singer, ya está preparando la siguiente entrega de la saga mutante. ‘X-Men: Apocalypse’ será el título y ya tiene fijada una fecha para el estreno: 27 de mayo de 2016. Se da por seguro que Singer volverá a ocuparse de la puesta en escena pero de momento él no lo ha aclarado. Lo que sí ha confirmado es que está trabajando con tres profesionales para dar con el guion de ‘X-Men: Apocalypse’.
Se trata de Mike Dougherty, Dan Harris y Simon Kinberg, tres guionistas con experiencia en la franquicia. Los dos primeros colaboraron con Singer en el libreto de ‘X-Men 2’ (‘X2’, 2003) —también coincidieron en ‘Superman Returns’ (2006)— mientras que el tercero participó en las historias de ‘X-Men. La decisión final’ (‘X-Men: The Last Stand’, Brett Ratner, 2006) y ‘X-Men: Días del futuro pasado’. Solo hace un par de semanas que el cineasta anunció el proyecto, y aún faltan tres años para el estreno, así que por ahora hay muy poca información oficial. La única pista que ha querido revelarSinger, aparte del título, es una frase: “Está nevando en Egipto

semana de Peter OToole 15 minutos con el


Encontré al diablo', remake en marcha

isawthedevilremake‘Encontré al diablo’ (‘Akmareul boatda’ Kim Jee-Woon, 2010) me parece la mejor película de su director, para mí uno de los menos interesantes realizadores del tan admirado en los últimos años cine coreano, de hecho es la única película de su filmografía que me apasiona de verdad, a la que le debo una crítica como dios manda. En cualquier caso los siempre avispados estadounidenses están pensando en realizar un remake al que ya se le ha dado luz verde para nuestra desgracia. Adi Shankar y Spencer Silna, productores de películas como ‘Mátalos suavemente‘ (‘Killing Them Softly’, Andrew Dominik, 2012) y ‘El único superviviente’ (‘Lone Survivor’, Peter Berg, 2013), de próximo estreno, son los que producirán la película, sobre la que aún no hay ni guionista ni director asignado.
Según los productores el film no será un remake en toda regla, sino que tendrá un tratamiento destinado a las audiencias internacionales. Temible declaración para un proyecto que como muchos pensamos, no necesita una nueva versión —lo mismo le ocurre a cierta película de Park Chan-wook, pero ya sabemos que el dinero manda—. Hace poco Scott Derrickson comentaba en su cuenta de Twitter que quiso hacerse con los derechos del film coreano para el remake. Me imagino la película dirigida por él, pensando en el único remake que dirigió, y me entran sudores fríos, no así si pienso en la anterior y posterior a la citada. En cualquier caso si quieren suavizar el nuevo tratamiento supongo que elegirán a un director sin personalidad.

Cine en el salón: 'El secreto de la pirámide', fundamental

El secreto de la pirámide cartel
Lo que tenía más importancia para mi era por qué Holmes había llegado a ser tan frío y calculador, y la razón de estar solo el resto de su vida. Ese es el motivo por el que se le describe de forma tan emocional en el filme; de joven, sus emociones lo controlaban, estaba enamorado del amor de su vida y como resultado de lo que ocurre aquí, se termina convirtiendo en la persona que será más tarde.
Chris Columbus
Entristece observar como, de un tiempo a esta parte, la música de cine ha vuelto a ser maltratada por las productoras de Hollywood hasta volver a un estado en el que no se encontraba desde hacía casi cuatro décadas. Un sentimiento que, sin duda, se ve aumentado si uno considera el momento de esplendor que las composiciones para la gran pantalla vivieron desde mediados de los años setenta —más o menos coincidiendo con los primeros grandes trabajos de John Williams— hasta principios de este siglo. Desde entonces, lo que antes era norma se ha convertido en excepción, y contados con los dedos de una mano son los scores que, por ejemplo, serán recordados de este 2013 que toca a su fin.
El secreto de la pirámide 1
Y si alguno se está preguntando el porqué comenzar la crítica de ‘El secreto de la pirámide’ (‘Young Sherlock Holmes’, Barry Levinson, 1985) con un comentario acerca de las bandas sonoras, el motivo es muy claro: si hay algo que el cine de los años ochenta supo cuidar y mimar al máximo, eso fue, en términos generales, la música que acompañaba a sus películas. Innumerables son los ejemplos que podemos encontrar al respecto en la vastedad que tan fructífera década nos dejó, empezando por los legados de Williams, el inconmensurable Jerry GoldsmithJames Horner oBasil Poledouris —los grandes valedores de la música sinfónica— y continuando por toda una serie de compositores que, a la manera de los one hit wonders, alcanzaron la gloria con un trabajo por el que siempre serán recordados.
Ese es el caso, no cabe duda, de Bruce Broughton. Ganador de numerosos Emmy y nominado al Oscar por la magnífica ‘Silverado’ (id, Lawrence Kasdan, 1985), si hay una partitura que sobresale de su carrera por encima de las demás esa es, sin duda alguna la espléndida composición que el músico californiano dedicaba a las aventuras de un joven Sherlock Holmes imaginadas por Chris Columbus, producidas por Steven Spielberg, dirigidas por Barry Levinson y con la crucial participación en cierta escena por todos recordada de un joven visionario llamado John Lasseter: con un tema principal asombroso —por cierto, el sonido tan característico que acompaña a dicho tema es el de los violinistas golpeando con los dedos la madera—, la fuerza de la masa coral que acompaña a las dos escenas en el templo del Rametep y todo un conjunto que alterna los temas de aventura con un bellísimo motivo de amor, el trabajo de Broughton es de esos que formaron una muy importante parte de la formación musical de toda una generación a la que, afortunadamente, pertenezco.
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De vital importancia en el transcurso de la cinta, la música de Broughton es, no obstante, sólo una parte de la genialidad imperecedera que encierra ‘El secreto de la pirámide’ —atención especial merece su espléndido diseño de producción—. Y es que hoy, casi treinta años después de su estreno, volver a ver el filme de Levinson no sólo supone rejuvenecer de golpe los seis lustros que nos separan de aquel día de marzo de 1986 en que acudíamos al cine a disfrutar por primera vez la película, sino que sirve para confirmar, una vez más —y ya van…— que mucho del cine que se hizo durante la década de los 80 forma parte indeleble de lo mejor que el séptimo arte ha sabido concretar en ciertos géneros encabezados, qué duda cabe, por todas aquellas producciones destinadas al público infantil y juvenil que vieron la luz en aquellos años.
Respetuosa con el legado de Conan Doyle, algo que preocupaba mucho a Chris Columbus, ‘El secreto de la pirámide’ narra un hipotético primer encuentro entre Sherlock Holmes y John Watson cuando ambos son aún adolescentes —mucho antes, obviamente, de que Doyle una sus destinos en ‘Estudio en escarlata’— y están estudiando en un férreo internado londinense en el que el futuro detective descubrirá una oscura trama de asesinatos que esconden los anhelos de venganza del líder de un culto religioso entre cuyas cruentas prácticas se encuentra el sacrificio de vírgenes sepultadas por cera hirviendo.
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(Pequeños spoilers) A la luz de esta escueta sinopsis, es muy obvio que, como pasaba en no pocas producciones de la época, el carácter juvenil y dicharachero de las aventuras de los protagonistas, se rodea de un semblante oscuro y tenebroso cuya imbricación con el luminoso tono de la narración funciona a las mil maravillas. Y no hay mejor ejemplo de la perfecta articulación que encierran ambas facetas del filme que comparar la secuencia del juego que plantea uno de los alumnos de la academia a Holmes, y cualquiera de las escenas con las que Levinson y el equipo artístico muestran las pesadillescas visiones derivadas de los dardos envenenados que utiliza el culto del Rametep: la ligereza y comicidad de la primera, acompañada por uno de los mejores temas que compone Broughton, contrasta con fiereza con cualquiera de las “terroríficas” escenas pertenecientes al semblante más umbrío del filme, ya sea el prólogo, el ataque a Waxflatter, el momento en el que cobra vida la vidriera o, por supuesto, el triplete en el cementerio —por más que uno de ellos sea el típico guiño simpático marca Columbus/Spielberg.
El correcto pulso que Levinson mantiene entre ambos aspectos de la cinta termina por inclinarse hacia el más dramático de cara al acto final del filme, un carrusel continuo de emociones in crescendocuyo trágico desenlace —puntualizado por esa genial secuencia de créditos— hace pensar hoy en lo muy diferentes que eran las cosas para el cine juvenil hace tres décadas. Y sí, quizás las interpretaciones de algunos miembros del reparto estén algo forzadas —y estoy pensando en Sophie Ward, poco creíble como Elizabeth, el amor de Holmes— y es incluso posible que para muchos espectadores que la vieron con ocho, nueve o diez años, la cinta no esté revestida de la relevancia que servidor quiere atribuirle, pero cuando en alguna ocasión me han preguntado acerca de los títulos que destacaría de mi infancia cinéfila, ‘El secreto de la pirámide’ siempre ha terminado apareciendo de una forma u otra en lo alto de la tabla. No hace falta decir nada más.

SEMANA DE Peter O'Toole Donde se convirtió en Lawrence para siempre

Peter O'Toole falleció el pasado sábado a los 81 años de edad. El veterano actor se sumaba así a la lista de estrellas de cine que vivieron los años dorados de las superproducciones antes de que los setenta entraran en una deriva que se alejaba de los grandes títulos de años anteriores. O'Toole logró mantener el tipo y sumó una larga serie de papeles importantes hasta el final de sus días, convirtiéndose en uno de los intérpretes con más películas a sus espaldas. Aunque hiciera todas ellas, O'Toole estará para siempre en el imaginario colectivo de millones de personas ligado al papel que interpretó en 1961 para la fascinante obra de David Lean.
En efecto, «Lawrence de Arabia», la gran epopeya del pueblo árabe en el contexto de la Primera Guerra Mundial contra el Imperio Otomano, fue la gran catapulta del actor hasta el punto de que ya el resto de papeles que interpretó quedaron ensombrecidos, tras aparecer en el celuloide en la piel del mítico héroe británico. Sus ojos azules mirando en la lejanía del océano de arena del desierto de Nefud pudieron más que la gesta del verdadero militar que casi cincuenta años antes había logrado arrebatar a los turcos un importante terreno de su territorio tras convencer a sus superiores de que la ayuda a las tribus beduinas sería la mejor estrategia para mantener el tambaleante Imperio Británico. Una empresa que sólo podía sostener la mente de un soñador como él, T. E. Lawrence, con quien compartía carácter y misterio. Una de las claves del éxito de la obra de Lean, dejando de lado la propia dirección, el trabajo de los actores y la excepcional banda sonora de Maurice Jarre; fue la excelente escenificación de los parajes bélicos. El rodaje se repartió entre Inglaterra, Jordania, Marruecos y España. Concretamente, el equipo se instaló en Sevilla y en distintos puntos de la provincia de Almería para rodar tomas exteriores e interiores reconocibles en muchas escenas de la larga filmación bélica.
Iván Zoido, autor de las guías «La Almería del Cine» y «Sevilla en el cine», señala que el equipo estuvo a un lado y otro de Andalucía para terminar de cerrar el rodaje. Pese a los kilómetros, la magia del cine lograba unir ambas zonas en cuestión de segundos, pues Lawrence se montaba en un jeep aparcado en una polvorienta capital almeriense caraterizada como El Cairo y se bajaba en el Departamento para Arabia localizado en la Plaza de España de Sevilla. Tan sólo, siete segundos de una punta a otra de la región...
Los que recuerdan el rodaje en Sevilla hablan de un O'Toole retraído en su habitación del hotel Alfonso XIII, mientras el resto del elenco se divertía en la ciudad y hacía estragos entre las jovencitas. Los que más éxito tuvieron en ese sentido fueron Omar Sharif y Anthony Quinn, mientras que Alec Guinness se dedicó a conocer los secretos de la hostelería local. La implicación de O'Toole para lograr el máximo rendimiento de su primer gran papel en la gran pantalla logró que los beduinos contratados por la producción para hacer de extras, que habían conocido al personaje histórico real, quedaran estupefactos cuando vieron volver sobre el desierto de nuevo a su querido «Aurens» como un semidios.
Se puede comprobar en «Sevilla en el cine», que ha cedido los fotogramas que ilustran la página, que el rodaje llegó a varios lugares emblemáticos de la capital hispalense. Además de la Plaza de España, las cámaras se encendieron en la Casa de Pilatos, el Casino de la Exposición y el Pabellón de México. En Almería fueron muchas las localizaciones, entre ellas, la playa de Carboneras, donde se rodaron las imágenes de la toma de Aqaba. Espacios donde Lawrence se quedó grabado en el rostro de O'Toole.