'La jaula de oro', la odisea de la immigración

El paso de ‘La jaula de oro’ por el pasado Festival de Cine de Cannes fue todo un torbellino: fue una de las películas que participaban en sección paralela de las que más se habló y su elenco se alzó con el premio a la mejor interpretación de la sección Una Cierta Mirada. Y no nos extraña. El debut en el largo del director español afincado en Mexico, Diego Quemada-Díez es una abrumadora historia sobre la inmigración en USA. Una historia de lucha y supervivencia, de huida en busca de una vida mejor y por hacer realidad los sueños.

La película de Quemada-Díez no es un documental, aunque lamentablemente, la historia que cuenta está a la orden del día y miles de personas —muchos de ellos niños y adolescentes!— son las que intentan cruzar la frontera con Estados Unidos. ‘La jaula de oro’ se centra en la historia de Juan, Sara —que se hace pasar por hombre— y Samuel, quienes salen de su Guatemala natal con el sueño de llegar a los Estados Unidos. Al poco tiempo de cruzar la frontera mexicana se les une Chauk, un joven tzotzil, de una tribu indígena en Chiapas. Durante el viaje, atravesados por los constantes peligros de miles de migrantes mexicanos y centroamericanos, intentan sobrepasar el miedo, la injusticia y el dolor a través de la solidaridad, la amistad y el amor.

Encerrarse en la jaula de oro

Los inmigrantes latinoamericanos que llegan a Estados Unidos, llaman al país donde todo es posible‘la jaula de oro’, un lugar donde prosperar pero que a la vez te atrapa con sus reglas, su sistema y su sociedad, cosa que se agrava si eres un ilegal sin papeles. Esto a nuestros cuatro protagonistas adolescentes, tres guatemaltecos y un indígena de un poblado de Chiapas que ni siquiera habla español, no les importa: quieren huir de la misera que les rodea y saben que otra vida es posible y que los sueños pueden cumplirse. Una utopía maravillosa por la que los tres lucharán sin saber que se encontrarán a su llegada y mucho menos, lo díficil que será el camino.
‘La jaula de oro’ cuenta la odisea de la immigración y todo lo que es capaza de arriesgar el ser humano, poniendo en peligro su vida por una mínima posibilidad de encontrar una oportunidad que cambiará su vida. Diego Quemada-Díez lo relata a la perfección y de forma casi homérica, con un realismo estremecedor: todo en la cinta es ficción, pero los personajes que aparecen son reales —cientos y cientos de personas huyendo en los techos de los trenes—. El viaje de cuatro adolescentes que se convierte en el símbolo de miles de personas que tratan de cruzar la frontera hacia esa falacia de país llamado Estados Unidos donde todo, no será tan bonito como lo pintan y que el director retrata con tanta crueldad.

Pero ‘La jaula de oro’ no va únicamente de la immigración y es lo que hace que termine siendo toda una gozada. El primer largometraje de Quemada-Díez es, ante todo, una historia de supervivencia, de amistad, lealtad y amor. La unión de estos cuatro personajes y como se protegen unos a otros, formando una pequeña familia en la que sus miembros arriesgarán sus vidas para defender a los demás.

Un amigo mío dice que el cine latinoamericano de los últimos años es demasiado minimalista y pausado. Y es cierto que el ritmo de ‘La jaula de oro’ no es apto para todos los públicos y mucho menos para aquellos que están acostumbrados a las películas donde la adrenalina es un réquisito clave. La adrenalina no falta en ‘La jaula de oro’ —juro que hacía tiempo que no se me paraba el corazón como en una de las secuencias clave de la cinta—, pero viene en forma de cruda realidad, porque es cierto eso de que la realidad supera a la ficción, y no hay nada más efectivo para hacer removerse a alguien en la butaca que saber que la bofetada ficticia que te están dando desde la pantalla, se la están dando, dolorosa y real a alguien en la otra parte del mundo.

¿Por qué usar actores profesionales si cientos de chavales que viven situaciones similares pueden transmitir mucho más? Eso es lo que debió pensar Diego Quemada-Díez a la hora de elegir a su cuarteto protagonista. Y tras un multitudinario casting en Guatemala y México, dio a parar con su cuarteto protagonista: Brandon López, Rodolfo Domínguez, Karen Martínez y Carlos Chajon. Cuatro chavales que tienen la suerte de tener vidas más fáciles que sus personajes en países tan difíciles como los suyos, pero que conocen la situación bien de cerca y son muy conscientes de lo afortunados que son —Karen Martínez, con tan sólo 17 años, es activista política en Guatemala y hace teatro en la calle para remover conciencias o Rodolfo Martínez, indígena tzotzil que salió por primera vez de su región y aprendió español para hacer la película—.

Cruda y conmovedora historia que ya pasa a ser uno de los mejores títulos del año.