En CINEfraga seguimos con esas listas heterodoxas que publicamos al final de cada año. Y, si estás al tanto de nuestras costumbres, sabrás que tras el baño de sangre y celuloide chamuscado que supone la colección depelículas más decepcionantes nos toca ponernos simpáticos. Angelicales, incluso, porque a continuación siempre toca recordar los filmes de los que no esperábamos mucho (o no esperábamos nada) pero que, aun sin ser en muchos casos obras maestras, acabaron recordándonos por qué amamos nuestro oficio. Si no tienes suficiente con esta colección de sorpresas agradables, en la que se dan cita no pocos títulos machacados por la crítica, puedes
Un amigo para Frank
Lo que nos esperábamos: A sus años, Frank Langella está empeñado en llevarse un Oscar, así que se ha embarcado en este cuento con jubilado entrañable y simpático robot. Tendremos suerte si no nos volvemos diabéticos al verla.
Lo que nos encontramos: Una de las mejores cosas que pueden decirse de un filme es que encierra muchas cosas diversas en su interior. Ese es el caso de Un amigo para Frank, trabajo donde se aúnan un cuento de ciencia-ficción de lo más solvente, una trama criminal que deleitará a los amantes de los robos perfectos y una reflexión sobre la memoria y sus heridas, reivindicando la imperfección analógica frente la era digital y su obsesión por la eficiencia. Vista la escasa atención que ha recibido el filme en listas y certámenes, parece que esa modestia ha jugado en su contra, pero nosotros recomendamos que no te la pierdas.
Despedida de soltera
Lo que nos esperábamos: ¿Otra película sobre chicas cool (con Kirsten Dunst a la cabeza) enfrentadas a situaciones hilarantes en vísperas de un enlace matrimonial? Ya, claro, suponemos que el éxito de La boda de mi mejor amiga no habrá tenido nada que ver...
Lo que nos encontramos: Aparte de su premisa nupcial y la presencia de Rebel Wilson (aquí en funciones de novia), las comparaciones entre Despedida de soltera y el filme de Paul Feig son casi totalmente ociosas. ¿Por qué? Pues porque, más que una comedia al uso, estamos ante un festival de celos, envidias, chanzas políticamente incorrectas y malos rollos, aliñado todo ello con una cantidad de cocaína frente a la cual palidecería Tony Montana. Aunque no se libre del todo de las moralejas, y aunque sus chistes cumplan su función, esta cinta sabe convertir las sonrisas en muecas de incredulidad y vergüenza ajena.
Juerga hasta el fin
Lo que nos esperábamos: La presencia de un James Franco tan enamorado de sí mismo como siempre es lo que le faltaba al festival autocelebratorio que Seth Rogen y Evan Goldberg han erigido en honor a sus egos y a los de sus amiguetes. Tanto presumir de mansión está feo, chicos.
Lo que nos encontramos: Efectivamente, en esta película James Franco aparece como un cretino egocéntrico y con pretensiones intelectuales. Lo bueno (o lo óptimo) es que lo hace a caso hecho, como el resto de participantes en este bromazo. Además de como un regalo para los detractores de Michael Cera(qué cariño le cogimos a esa farola, ¿verdad?) y para los fans de Emma Watson, Juerga hasta el fin vale como prueba de que la autoparodia es un arte que Hollywood debería cultivar más a menudo. Para la historia quedan momentos como la breve intervención de Channing Tatum, o ese Satán modelado (diríase) a semejanza de Mark Wahlberg en Boogie Nights.
El atlas de las nubes
Lo que nos esperábamos: Está claro que los hermanos Wachowski no tuvieron bastante con la somanta que cayó sobre Speed Racer. Si no es así, cómo explicar su alianza con el compadre Tom Tykwer para ofrecernos esta mastodóntica adaptación literaria, que se adivina tan llena de pretenciosidad y metraje como falta de interés. Habrá que llevarse una almohada a la sala...
Lo que nos encontramos: El atlas de las nubes es una película llena de defectos (la trama protagonizada por Halle Berry como reportera intrépida es, en general, la más floja del lote), de un minutaje a todas luces excesivo y cuyas pretensiones se ven venir. Y, ¿sabéis qué? Todo ello constituye parte de su encanto: cual jubilados empeñados en erigir una catedral gótica a base de mondadientes, Andy, Lana y Tom se las apañan para que su estructura no se derrumbe en ningún momento pese a su irregularidad, dejando caer por el camino más de un momento memorable, y más de dos. Si se consigue conectar con películas como esta, uno acaba convencido de que la megalomanía puede ser una virtud.
Frozen: El reino de hielo
Lo que nos esperábamos: Secundarios irritantes, princesitas divinas de la muerte y los inevitables tíos cachas para salvarlas del malo (o la mala) de turno. Parece que, aunque ahora John Lasseter esté al mando, todo sigue como siempre en los despachos de Disney.
Lo que nos encontramos: Está claro que (como ya ocurriera con Enredados), Frozen no renuncia del todo a los tópicos de la casa. Pero, y ahí está lo bueno, sí da muchos y muy valientes pasos en esa dirección, conjugados además con un trabajo visual inolvidable y varias canciones carne de karaoke. La presencia deJennifer Lee, primera mujer que dirige una película del estudio, puede ser una explicación a parte de estos méritos, pero nosotros aconsejamos olvidar las disquisiciones (que ya las ha habido) y disfrutar de una magia tan sofisticada como luminosa, así como de las sorpresas que esta lleva aparejadas.
Hansel y Gretel, cazadores de brujas
Lo que nos esperábamos: Tirando del habitual y socorrido director de importación (Tommy Wirkola, el de Zombis nazis), Hollywood vuelve a adaptar un cuento de hadas de forma 'adulta' y 'rompedora'. Basta con ver el gesto de desgana lucido por Jeremy Renner para saber que aquí no nos espera nada bueno.
Lo que nos encontramos: Si los responsables de Hansel y Gretel... querían hacer una película con todos los ingredientes para poner a la crítica en su contra, está claro que lo consiguieron. Ahora bien: esos ingredientes (básicamente, su desacomplejado recurso al gore, su humor cafre y su homenaje a los aspectos más violentos del relato original) son justo los que pueden meterse en el bolsillo a aquellos para quienes los cines de programa doble y las estanterías menos nobles del videoclub fueron nidos de sorpresas, y no de bodrios. Si El ejército de las tinieblas es una de tus películas de cabecera, olvida tus prejuicios y corre a por esta cinta.
El camino de vuelta
Lo que nos esperábamos: Anda, una historia intimista sobre un chaval que avanza hacia la madurez durante un verano en familia. ¡Qué original! Y encima salen estrellas de perfil medio (Steve Carell, Liam Hemsworth) buscando un trabajo fácil y un cheque para cuadrar las facturas. Da pereza sólo con pensarlo.
Lo que nos encontramos: Para empezar, debemos agradecer que el set de El camino de vuelta quedase a un tiro de piedra del pueblo donde Steve Carell pasa las vacaciones con su familia: gracias a ello, el intérprete aceptó su papel, dándonos ocasión de disfrutar con uno de esos virajes a lo trágico que tan bien se le dan. Para seguir, quienes desdeñaron este filme deberían haber reparado antes en que un tal Alexander Payne participa en él como guionista. Cuando éramos pequeños, a nosotros nos habría encantado contar con un refugio como el aquapark regentado por el personaje de Hemsworth.
La mejor ofertaLo que nos esperábamos: Ya sabemos que duele, pero hagámonos a la idea: cuando Giuseppe Tornatore estrena una nueva película, es como cuando ese tío al que adorábamos en nuestra infancia(Cinema Paradiso) pero que ahora nos parece un plasta anuncia una visita.
Lo que nos encontramos: Vaya, vaya, don Giuseppe: así que tras su apariencia humanista y entrañable se agazapa un discípulo de Hitchcock dispuesto a obsequiarnos con obras de alambicada construcción, asfixiante esteticismo y psicología morbosa... Usted se lo tenía muy calladito, pero debería haberle dado más cancha a esa faceta suya, sobre todo cuando esta viene reforzada por un actorazo como Geoffrey Rush. De este modo, podríamos asociar su nombre con más filmes como este, que no sólo se ha ganado críticas inesperadamente positivas, sino que también aparece como uno de los sleepers del año en las listas españolas de taquilla.
Somos los Miller
Lo que nos esperábamos: Será porque aún no hemos podido asumir el trauma de Ex-posados (2010), pero imaginarnos a Jennifer Aniston como stripper y cómplice del traficante de marihuana Jason Sudeikisse nos hace muy cuesta arriba. Y no es por nada, pero aunque las premisas del filme sean sórdidas, se ve venir de lejos que todo acabará en buenos propósitos y palmaditas en la espalda.
Lo que nos encontramos: ¿Da la talla Aniston como profesional del desnudo? Ese debate todavía colea en la prensa estadounidense, pero a nosotros no nos importa un rábano desde que vimos el antológico baile que se marca la chica de Friends en esta película. Sumemos a eso la entrañable incompetencia de Sudeikis, la gracia que hace Emma Roberts (señores, olviden su apellido: esta chica vale muchísimo) cuando le da por ser borde y la capacidad de Ed Poulter para convertirse en la percha de los golpes, y tendremos un trabajo que convence por su modestia. Ah, y el bebé. Cómo olvidarnos del bebé..
Lluvia de albóndigas 2
Lo que nos esperábamos: Vale, infravalorar la primera entrega (2009) era fácil, cuando lo cierto es que no estaba nada mal. Pero no cuela que su premisa de para una secuela: aquí, más que un banquete, nos espera un empacho.
Lo que nos encontramos: Efectivamente, la primera Lluvia de albóndigas fue menospreciada en exceso. Y es tristemente probable que eso también ocurra con esta nueva aventura de Flint Lockwood, lo cual sería una lástima: además de superar técnicamente a su predecesora, y de contar con un libreto mucho más trabajado, Lluvia de albóndigas 2 oculta en sus fotogramas un alarde de imaginación que emparenta aArguiñano con Félix Rodrígez de la Fuente, y a Parque Jurásico con el contenido de tu nevera inmediatamente después de hacer la compra. Decir que esta película es una delicia no es un juego de palabras, sino la pura realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario