lunes, 16 de diciembre de 2013

'El Caballero Oscuro' en su laberinto

tdk0Asentado el género de superhéroes como parte del cine espectáculo más taquillero, no está de más revisar ‘El Caballero Oscuro’ (The Dark Knight, 2008) a la luz del análisis tranquilo de sus aciertos y fallos y dejarse de hipérboles. Está muy claro, a estas alturas, que la interpretación de Heath Ledgeres magnífica y es una de las más imprevisibles y brillantes que ha tenido Christopher Nolan en su mano directora.
Pero, sin embargo, a lo largo del tiempo he tenido siempre la misma sensación al ver la película: todo el final, bastante interesante sobre el papel, no funciona nada bien. Desde que Rachel Dawes (Maggie Gyllenhaal) fallece trágicamente la película cae en una especie de embarullamiento y nada parece responder a lo esperado. ¿Por qué sucede esto? He buscado diversas alternativas.: las set pieces – el gran obstáculo de Nolan – son mejores que en la primera película, donde eran realmente vergonzosas para una superproducción de Hollywood- pero no terminan de ser visualmente arrolladoras. Pero ese no es el problema. ¿Dónde está? Voy a ofrecer una modesta teoría.
Para entender qué falla del Caballero Oscuro ¿no sería primero sensato y modesto entender qué funciona al margen de estos elementos superficiales en los que el público ha instalado un consenso molesto? Por molesto no quiero decir que no puedan tener razón, al contrario, seguramente, la tienen. Molesto es el consenso porque obstruyen cualquier argumentación, que por fuerza va a tener que enfrentarse con contradicciones y problemas diversos, con un alud de afirmaciones: “peliculón”, “lo que es innegable”, etc. Tienen ya críticas de Abuín y Zorrilla confirmando la coincidencia de juicios.
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Esta no es la intención de este post. Pueden dejar de seguir leyendo si esperan halagos. En cambio, creo que lo interesante de la película y por ende, lo que termina fallando, está en el libreto, que firman el director y su hermano Jonathan Nolan partiendo de un esbozo o historia con el sello de David S. Goyer. Vamos a examinar la primera mitad de la película.
1) La película se abre con un atraco. Un atraco que no es tal – pues todos los atracadores van falleciendo, uno a uno, pero espectacular. Por una parte, asentamos el método del Joker, el antagonista, que es el de no tener escrúpulo alguno.
2) Hecha la presentación de Batman, llegamos a conocer a un fiscal, Harvey Dent, que no solamente se presenta a candidato sino que además está cansado del sistema. Wayne hace negocios con un empresario chino.
3) Dent aparece – esta escena es fantástica – para ofrecer una reprimenda a Gordon, puesto que hay policías corruptos en su unidad. Gordon dice que el sistema no ofrece mejores alternativas. Mucho después, serán esos los policías que colaboren con el Joker.

4) El Joker entra a charlar con los mafiosos – entre ellos el empresario chino – y les dice que el único problema que tiene la ciudad es Batman. Al mismo tiempo, Batman quiere dejar de serlo para estar con Rachel y ve en Dent su salida, además de una opción menos justiciera y viable.
5) El Joker comete un triple atentado. Mata a una jueza y asesina al comisario Loeb. Sus peticiones (que Batman revele su identidad) empiezan a tener credibilidad: ha puesto a la ciudad bajo amenaza, pero, también, ha dejado sin potencial de actuación al fiscal Dent.
Sobre esta escalada de violencia, la imagen más impactante es la del Joker quemando un fajo de billetes. Un defecto un tanto molesto de Nolan es el de presentar a un personaje que cuenta lo que acabamos de ver. La imagen del Joker quemando a los billetes es mucho más potente, pero Nolan incluye un monólogo/historia de Alfred para que la audiencia no dude: “hay hombres que solamente quieren ver el mundo arder”. Yo soy partidario de que la película no debe repetirse, ni mucho menos subrayar lo que estamos comprendiendo mediante gestos. Pero es un defecto perdonable, si tenemos en cuenta que el público al que va dirigido la película es también juvenil.
Aquí están los problemas de la película. La primera mitad del Caballero Oscuro funciona porque es una narrativa coral a gran escala sobre un sistema corrompido. Es decir, no es una película de Batman (si nos fijamos es el elemento menos activo de la película), es una película de cine negro con toques de aventuras. Es una película sobre Gotham City – de un modo más profundo que lo eran las versiones de Tim Burton. Y es una película sobre la ascensión al poder del Joker.
Precisamente, cuando aparece Dos Caras – Dent desfigurado por el ácido- el guión tiene que afrontar dos retos para los cuales no está, lógicamente, preparado. Primero es la presencia de dos extravagancias ¡por eso los Nolan lo llevan a un tejado a discutir las decepciones! Incluso ellos saben que el material no admite medias tintas y tratan de forzar una catarsis dramática acorde con el tono de la historia, que no permite una resolución espectacular.
Pero es la segunda catarsis dramática. La primera, la que genera el clímax, es la ya citada muerte de Dawes. Pero nunca se vive como un dilema. De Rachel toda la información que tenemos es bastante anodina. Incluso sumando la información previa de ‘Batman Begins’ (id, 2005) es todavía muy anodina. Es una amiga de la infancia de Bruce Wayne, suele ponerse en peligro, y ha renunciado a estar con él.
En la película, nunca vemos a Bruce y Rachel enamorados. Apenas un plano dibujando un beso. No entendemos su química, no atisbamos tensión sexual alguna, no hay absolutamente nada entre ellos. ¡Pero lo mismo sucede entre Harvey y Rachel! Un dilema amoroso es algo muy interesante, un gran asunto temático. Un triángulo amoroso debe estar bien definido, pero también debe evocar arrebato, disyuntiva, excitación. Es la materia prima del melodrama. Por lo general, cuando el director o el guionista toman partido por una de las partes de un modo evidente, ya sea desdibujando uno de los vértices o ya sea concediendo más virtudes a las otras restantes, el triángulo pierde toda la tensión dramática y la historia se convierte en servicial, pero deja de ser dramáticamente potente.
Este defecto es muy común a todo el cine de Nolan y en mi opinión está corregido en ‘El caballero oscuro: la leyenda renace’ (The Dark Knight Rises, 2012) con Anne Hathaway. En ‘origen’(Inception, 2010) por ejemplo, hay un tempestuoso matrimonio de fondo. Pero nunca entendemos nada del matrimonio, más allá de que se obsesionaron con un juego con reglas un tanto ridículas.
En pocas palabras, los errores del Caballero Oscuro están, de alguna manera, anunciados en su mejor mitad, la primera. La película tiene una hora extra con la cual ya no puede responder a las necesidades de escala, ni tampoco puede convertirse, de repente, en una pieza un poco más íntima – sencillamente porque ha escogido una narrativa coral donde es imposible detenerse en un estudio de personajes (tres).
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Entonces ¿qué resolución dramática funciona de la película? Solamente una. Y es la de, no podía ser de otra manera, El Joker. El personaje tiene muchas ventajas, es activo (interviene en la vida de los demás) y se inventa su origen, con lo cual es amenazador en la historia y ventajoso para el escritor. Pero tiene una teoría, que es con la cual convence a Dent de su villanía.: el mundo está tan podrido como él.
Por eso la única escena emocionante del final es la del experimento de los dos barcos. Cuando fracasa el experimento, la película – dramáticamente – termina. No podemos seguir – no hemos tenido tiempo – el rumbo del triángulo amoroso porque no lo entendemos, ni tenemos motivaciones en la cabeza. La única motivación que guía la película – volando edificios por los aires, quemando billetes – es la del Joker, por eso cuando su motivación es demostrada falsa, es cuando la historia toma propulsión. Desde ese momento, la película funciona sobre el papel: entendemos – y los diálogos lo van señalando – por qué Batman será proscrito y demás, pero no estamos apegados al drama de ello porque no vemos a personajes verosímiles tras el Joker. El Joker es, como decía mi compañero Caviaro, de lo que va realmente la película.
Es en su laberinto donde están, irónicamente y al mismo tiempo, sus virtudes y sus problemas.

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