Ha llegado un punto en el que empiezan a saturar las discusiones derivadas del aquel estupendo sketch en el que Enjuto Mojamuto hacía una distinción entre zombis e infectados. Por mi parte, siempre he considerado que lo más importante eran las características de las criaturas, en especial el hecho de que avancen con lentitud y torpeza o que se marquen unas carreras que ni siquiera Usain Bolt podría escapar de ellos a poco que se alargase la persecución.
Con todo, no deja de ser un detalle más o menos importante, pero siempre al servicio de una historia que debe encontrar su propia voz, ya sea actualizando historias ya contadas o apostando por una aproximación diferente. Esto último es algo cada vez más complicado, no ya únicamente en este tipo de obras, sino en el séptimo arte. Sin embargo, en ‘Retornados’ (‘The Returned’, Manuel Carballo, 2013) he encontrado algo que no había visto hasta la fecha —aunque son varios los comentarios comparándola con la serie inglesa ‘In the Flesh’ (Jonny Campbell, 2013-En emisión)—, más concretamente una película sobre infectados manteniendo la atmósfera característica de estas producciones, pero centrándose en la infección como una enfermedad que puede ser curada y dejando de lado las típicas matanzas sangrientas.
Los muertos vivientes en el cine español
En España nunca ha habido una gran tradición en lo referente al cine de muertos vivientes, siendoAmando de Ossorio el primero en probar suerte con una derivación del mismo en la interesante ‘La noche del terror ciego’ (1972), primera parte de su cuatrilogía —a modo personal me gustaría señalar mi debilidad por ‘El ataque de los muertos sin ojos’ (1973), segunda entrega de la saga— protagonizada por unos temibles caballeros templarios zombificados. Hubo otros intentos durante esos años de apogeo en el cine de terror español, pero ninguno tiene la capacidad de discutir el título de ser el más conseguido a ‘No profanar el sueño de los muertos’ (‘Non si deve profanare il sonno dei morti’, Jorge Grau, 1974), una coproducción con Italia que aún hoy conserva gran parte de su encanto.
La caída en desgracia del cine de género trajo consigo un gran vacío que únicamente encontraba consuelo, por llamarlo de alguna manera, en varios engendros dirigidos por el inefable Jesús Franco. Muchos saltarían ya directamente a la notable ‘[REC]’ (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007), pero no fue el primer intento de Filmax por explorar sus posibilidades comerciales, pues cuatro años antes lanzaron ‘Beyond Re-Animator’ (Brian Yuzna, 2003), tercera entrega de la trilogía protagonizada por el mítico doctor Herbert West, y no hay que olvidarse de la estimable ‘La hora fría’ (Elio Quiroga, 2006). Raro resulta que la franquicia ‘REC’ no haya gozado de continuidad más allá de sus secuelas, pero parece que eso está cambiando gracias a títulos como el que nos ocupa o la ya anunciadas ‘Welcome to Harmony’ y ‘Apocalipsis Z’, adaptación de la célebre novela de Manuel Loureiro.
La singularidad de ’Retornados’
No tengo muy claro si la valiente apuesta de Manuel Carballo por un guión de Hatem Khraiche va a conseguir conquistar al público, ya que uno de los puntos fuertes del cine de muertos vivientes son las escenas en las que estas hambrientas criaturas siembran el caos. No es algo necesariamente bueno, pero sobre el papel sí supone un aliciente que aquí se evita en su práctica totalidad, ya que el componente sangriento se reduce casi en exclusiva a una potente y efectiva escena con un retornado alimentándose de un humano. El drama humano es lo que impera y en ningún momento están dispuestos a renunciar a ello, creando incluso un discurso crítico vinculada a esa especie de racismo que surge por parte de algunos hacia los enfermos.
Sin embargo, la puesta en escena de Carballo, bien apoyada por la fotografía de Javier Salmones, consigue mantener esa sensación de tensión constante propia del cine de zombis —y un acabado visual con bastante atractivo manteniendo el aura propia de estas cintas—, es decir, que puede que una escena se base exclusivamente en unos diálogos más o menos efectivos —ya entraremos en ello más adelante—, pero siempre tenemos la sensación de que puede suceder algo impactante. No faltan momentos pensados para que esa sensación ilusoria se mantenga —el tenso asalto al hospital por parte de varios enemigos de los retornados—, pero sin excesos grandilocuentes que empañen la tragedia que se avecina porque los suministros de medicina están agotándose. ¿El motivo? Su ingrediente principal sólo puede extraerse del cadáver de los muertos vivientes y si ahora se está curando a la gran mayoría, pues tenemos un problema tan grave como curioso.
Las debilidades de la película
‘Retornados’ es una película tan atractiva como desigual, ya que son varios los detalles que harán que con el tiempo seguramente no sea recordada más que como una curiosa rareza dentro del cine español. El primero de ellos es su reparto, no porque esté poblado de actores sin talento, sino queúnicamente Kris Holden-Ried logra que sus diálogos transmitan naturalidad y no el estar viendo a alguien intentando transmitir esa sensación —aunque hay casos en los que ni eso se consigue—. En esto pesa bastante el mejorable trabajo de Khraiche no ya solamente en los diálogos, donde falta brillo y profundidad, sino también en la aparente necesidad de ser demasiado evidente en ciertos detalles de su componente crítico como el instante en el que se compara lo que está sucediendo con el régimen nazi, conclusión a la que cualquier espectador un poco avispado ya había llegado.
Otro detalle llamativo es que el final, que me recordó bastante al de una película de terror más o menos reciente, no tiene la fuerza suficiente, y ése es el resultado de una serie de eventos que pasan desde la sutil preparación para el punto de partida a una sucesión de hechos en los que hay que suspender tantísimo nuestra incredulidad que yo no pude distanciarme en demasía de lo que iba pasando en pantalla. No hay nada tan insultante como lo que os comentaba la semana pasada en el caso de ‘Séptimo’ (Patxi Amezcua, 2013), pero lo que podría ser una potente y memorable resolución acaba siendo un punto y final no intrascendente, pero sí mucho más anodino de lo que habría esperado, siendo éste un aspecto que amenazaba en todo momento con dañar de gravedad la película, pero sin llegar a conseguirlo.
Me encanta que en España se apueste por un cine de género alejado de los cánones habituales —somos muy dados a copiar fórmulas extranjeras de éxito contrastado— y ‘Retornados’ es una apuesta valiente, curiosa y con suficientes atractivos como para que nos compense el verla en un momento u otro. Sin embargo, también tiene tantas debilidades que jamás diría a alguien que debería dar prioridad a su visionado.
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